Al insomnio
Al insomnio
Imagen extraída de Pinterest |
Sueño mío. Tan esquivo y traicionero: no acudes al lecho cuando más te necesito, te apartas de mí cuando más te deseo.
¡Vaya si te deseo! Ninguna de mis invocaciones te hacen venir. No hay tizana, píldora mágica, mundo de ensueño ni rebaño de ovejas que te llame. Y no sé qué te espanta.
¿Soy yo? ¿No te gustan mis creaciones mentales? ¿Son demasiado locos para ti mis sueños? ¿Mi mente te agobia? ¿O sencillamente eres así, amante traicionera y caprichosa?
Desamparada, así me dejas: sola ante los brazos oscuros de las sombras y la blancura de mi mente. No sé si está blanca por el tedio o por tener demasiados pensamientos. No lo sé.
Me dejas con mi sola compañía. No me malinterpretes: me gusto; me agrada escucharme, charlar conmigo misma cuando el mundo se hace sordo. Pero necesito un descanso de mi. Debo recuperar energías para soportarme y disfrutarme.
En tu ausencia, a estas horas, toda vida, sea artificial o natural, se escucha amplificada: el leve vuelo de una mosca, los autos que rompen el marcado silencio de la noche tremebunda. Escucho el paso del viento que, a veces, acaricia mi frente. Escucho mi cuerpo: los latidos acompasados de mi corazón, la sangre recorrer mis venas, los pulmones inflarse y desinflarse... cientos de signos de que sigo viva. Y de que tú no estás.
No. Tú yaces por ahí, repartida en varias camas ¿Cómo es que no te cuesta nada hacer dormir a una ciudad medio muerta pero no logras quedarte una noche a mi lado? ¿Cómo acudes a los que te esquivan y rechazas a los que te añoran?
Ya volverás: cuando los rayos del sol hieran mis ojos y me recuerden que la noche se ha ido. Cuando los quehaceres del día a día toquen a mi puerta, entonces vendrás juguetona, abrazándome la espalda y besando mis párpados. Lo peor es que acabaré cayendo.
Pero nada; aprenderé a vivir con tu desprecio. Y nadie sabe, tal vez hasta me escriba una novela gracias a ti.
Yanil Sabrina Feliz Pache
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