Soliloquio de entretiempo

Soliloquio de entretiempo

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Qué delicioso es salir. El estudio, el trabajo...todo merece su dedicación. Pero cuando se hace sin un respiro, aunque sea corto, es más difícil mantenerse concentrado. Juro que, por un momento, sentí la mano fría y arrugada de Platón sobre mi hombro y lo escuché decirme: "Deja reposar mis cenizas en paz, os lo ruego".

Suele pasar que, cuando se sale después de "tanto" tiempo, es una explosión sensorial. El sonido de las llantas y de los pies rozando el asfalto; el viento fresco, casi estival que besa (o que golpea) los trozos de piel desnuda; el aroma del pan recién horneado de la panadería de la esquina, que casi me hace olvidar que ya he desayunado; el cielo azul, muy azul... son tantas cosas que casi abruman. Casi.

Vaya si adoro caminar. Ya no como zombie, sino como bebé: mirando todo a mi alrededor como si fuese la primera vez. Ciertamente no es la primera vez que mi ser atraviesa este paraje, pero nunca será igual. No puedo cambiar la geografía, pero el paisaje nunca será 100% igual: las escenas cambian constantemente, el ambiente tiene cambios sutiles... si me detuviese a marcar los cambios me volvería más loca de lo que ya estoy.

Me encanta hablar conmigo misma. Me gusta hacerlo: ver las películas que se transmiten en mi cabeza, hacer preguntas extrañas, serias, tontas... lo veo tan necesario. Es que si sólo pensase en lo que he de hacer: llamadas, compras, trabajos... ¿Cuán deprimente sería? 

No; prefiero estas charlas conmigo misma. Mi mente habla constantemente, no calla. ¡Hablo tanto! Y, sin embargo, me dicen "muda", "casi no hablas". Jajaja, si supiesen...  Afortunadamente, leer las mentes es una habilidad sólo real en la ficción. De manera que nadie puede decirme loca. Y si lo hacen... como si nada. No se puede detener esto.

Eso es lo que más me gusta. Y lo que más odio. En la soledad, ahora, eres es mi amiga y compañera. Pero, en ocasiones, puedes ser una maldita desgraciada. Sí mente querida, cuando te decides a cuestionarlo todo y a ponerme frenos... por eso estoy empezando a tomar cartas en el asunto. Tenemos que equilibrarnos. Además, creo que te estabas asesorando de malas compañías, ajenas a nosotras dos.

Bueno, bueno. Ya está bueno, que ya hasta a mí esto me está pareciendo de locos (no es que quiera estar cuerda, pero vaya). Mejor vuelvo a mis asuntos, con la concentración renovada.

Yanil Sabrina Feliz Pache