Lectura silente

Lectura silente

So grateful I have been blessed with a group of people that understand my madness. Especially in a world that has the slightest idea what goes on in my head.:
"Hay personas que pueden escucharte decir mil palabras y aún así no comprenderte. Y hay otras que te comprenderán sin que digas ni una palabra"


Las fiestas suelen ser divertidas: comida, bebida, música, amigos. Pero sólo cuando estás de humor. Ese día, no lo estaba.

Ese día, realmente quería decir que no, negarme a ir y quedarme en casa. Ya me daba igual decepcionar a ese supuesto amigo. Molestarlo no era la razón que me impulsaba a ir. Sabía que si me negaba, no sería responsable de mis actos.

¿Alguna vez te has sentido completamente desolado y vacío? Así me sentía. Eran tantas mis miserias, tan intenso mi dolor, que tuve que apagar mis sentimientos. Me puse la máscara de fiestero empedernido y me dirigí al bar después del trabajo.

Todos estaban allí, sentados en una mesa baja, con botellas de cerveza y botanas. Muchas risas e historias de todo tipo. 

Es irónico: cuando ocurren más cosas en mi interior es cuando menos deseo hablar. Por suerte ya tengo experiencia en esto: reír a todos los chistes, asentir constantemente, algún comentario ocasional y beber, sobre todo beber.

Cuando surgen los chistes picantes, ya es sencillo pasar desapercibido. Nadie te mira del todo. Es lo que siempre pasa. Pero hoy no es así. Ella no para de mirarme.

Susan y yo hemos sido compañeros desde el inicio, ambos estamos casados, ninguno está interesado en el otro, además de que su mirada no es como la de las mujeres borrachas con que me suelo encontrar.

No es lascivia lo que hay tras esos enormes ojos negros (aún más enormes tras los cristales de sus lentes de aumento), es una mirada extraña. Su mirada me desnuda, pero no mi ropa; y, sin embargo, me siento más expuesto que nunca.

"Tengo que salir de aquí", pienso. Todas mis emociones empiezan a despertar, ahora, justo cuando el alcohol debería estarlas durmiendo. No puedo permanecer ni un minuto más en este lugar: Dios sabe lo que pueda pasarme.

-Disculpen chicos, necesito un poco de aire fresco- digo con una sonrisa, mientras tomo de un trago lo que queda de mi cerveza.

Salgo a la calle. El aire es frío, tan frío como creía ser. Pero no es así. Siento, vivo, duele, lo odio. Pero... ¿Acaso alguien acaba de tocarme el hombro? 

Giro y ella está ahí, mirándome. Susan. Otra vez. Tengo que desviar la mirada, tengo que hacerlo.

-Susan ¿Sucede algo?

Ella se acerca y me abraza: sin explicaciones, sin toqueteos. No pretende nada: si esa fuese su intención, me hubiese besado, si estuviese borracha, no sería tan suave. Con una voz suave y melosa, me dice:

-Tranquilo Tom, resiste. Todo estará bien. No estás solo, amigo.

Me quedo paralizado. No puedo hablar, ni pensar. Sólo sentir, de nuevo sentir. Una lágrima tibia cae por mi mejilla, seguida por otra y otra, hasta volverse una cascada, acompañada del ruido del pesar, brotando de mi garganta.

No sé cómo lo supo. No comprendo la forma en que sus ojos descifraron todo lo que me aplastaba. Pero si no hubiese sido por ella, por su comprensión...no sé si estaría aquí ahora.

Yanil Sabrina Feliz Pache

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