Ciencia prostituta
Ciencia prostituta
Louis Pasteur- científico francés |
La ciencia: mujer amada por unos, odiada por otros. Causa de debate, fuente de cordura y locura a la vez. Pese a su frialdad asignada por el mundo, oculta mucha belleza y magia tras su panorama de ecuaciones y reacciones. Es una desgracia saber que muchos aprovechan su belleza y su imponente lengua para sus fines corruptos.
Así es. El aroma putrefacto de la perversión trasciende los púlpitos políticos y las urnas electorales. Hasta la ciencia, considerada irrefutable y certera, ha sufrido y sigue sufriendo las manchas del hombre.
Yo, como joven, siempre he visto el tabaco como algo letal y casi despreciable; conozco lo peligroso de los pesticidas y del plomo en combustibles. Mas mi ignorancia, no sé si sólo mía o de mi generación completa, me impidió conocer la verdad: durante un tiempo todo aquello fue no sólo encubierto sino promocionado.
Ya no sé en qué he de creer. Tantos saberes contradictorios: ¿Esto es bueno, malo, saludable, letal...? Tengo que mirar mucho antes de ver quién se oculta detrás de esas palabras tan seductoras en las redes sociales y medios de comunicación masiva.
Las investigaciones y descubrimientos son como bebés de los científicos. Recién nacidos indefensos usurpados de los brazos de sus procreadores por los poderosos (muchas veces los mismos que les ayudaron a existir). Esas pobres criaturas, retoños de mentes brillantes y agotadas por el parto ,suelen sufrir uno de tres destinos: o son asesinadas, o se les cambia su identidad o logran escapar de alguna manera y dejan que su grito se escuche fuerte y claro por sobre las risas calumniadoras.
La ciencia es, en ocasiones, esclava del dinero. Las empresas y sus dueños pagan la cirugía plástica que la hace favorable a su imagen. Así, la verdad permanece como trozos de carne sangrienta arrojados al suelo, despojos de la operación.
¿A esto me he de ver reducida? ¿A dudar eternamente? No puedo aferrarme a dos cuerdas fofas. Ojalá algún día la ciencia sea capaz de sobrevivir humildemente sin la mano del dinero. Será entonces cuando será un poco más real. Nunca renegaré a la cruz que late en mi pecho, pero un poco de ciencia en coexistencia con todo ese mundo es posible, siempre y cuando ambas cosas no tengan que ver con el dominio humano de por medio.
Yanil Sabrina Feliz Pache
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