Caminando en el cementerio

Caminando en el cementerio

http://blog.getnarrative.com/2015/02/33-most-perfectly-timed-photos-will-take-your-breath-away/

¿Es posible que muera una roca? ¿O un trozo de papel? ¿Puede morir algo sin vida? 

No. Entonces ¿Realmente podemos decir que mueren tantos seres humanos cada minuto? ¿Cuántos de los millones de personas que fallecen tuvieron realmente una vida?

Camino por la calle y no miro sino cadáveres andantes. Pero estos me recuerdan a los faraones: cubiertos con máscaras que representan el rostro que tuvieron. Sonrisas radiantes en rostros lozanos, pero con ojos vacíos.

De vez en cuando se les cae la máscara y veo la muerte caminar a mi alrededor. Intento girar y huir de los fantasmas, de los recuerdos oscuros de lo que fui alguna vez, pero no importa donde vaya, siempre aparecen. Aparecen para recordarme que yo estuve en esa piel hasta el punto de asumir el papel mejor que ellos.

Ellos lo saben: lo saben pero hacen como que no. De ahí que intenten encubrirlo: hacen cosas que creen que hacen los vivos. Patrañas: mera actuación rozando el suicidio. Juguetean con el manto de la parca para luego alejarse y reírse. Todo sin darse cuenta: la que se ríe tras la capucha de negro es ella. Sólo espera para quitarles el disfraz y ponerlos frente al espejo.

De seguro que antaño eran más los vivos verdaderos, tal vez en los paisajes pintados en sepia donde mis abuelos disfrutaban de sus años de gloria. En esos tiempos pocos eran los muertos vivientes, que recorrían con pesar la tierra hasta que decidiesen regresar a la tumba desconocida.

Y así me veo soñando con una época que no es la mía; añorando un pasado que no vi (¿Será acaso que sí lo hice y lo he olvidado?). Mientras tanto, me compadezco de mi presente, tratando de aferrarme a él, pues la imagen del futuro me es tan azarosa que duele.

Es triste pensarlo: que muchos de estos... seres, éstos que se hacen llamar vivos, dejarán la existencia sin haber vivido. Pero no quiero tocar eso: las sombras me tienen aprecio, pero porque las conocí las aborrezco.

Recién estoy conociendo las letras de la vida. Ahora estoy conociendo al bebé que lloraba dentro de este esqueleto adulto. Y me toca cuidarlo y protegerlo. Ojalá que el resto también se dé cuenta. Ojalá...

Yanil Sabrina Feliz Pache