Nacer

Nacer


Hoy no puedo decir que tengo un año más de vida. Si lo hago, estaría mintiendo. 

Hoy tengo un año más de existencia en este mundo, en este presente y en esta supuesta realidad. Pero no así con la vida.

Mis años de vida no son los mismos que los que tiene mi cuerpo. A la vida hace poco que he nacido, en un día del cual no me es posible marcar la fecha. En materias de la vida soy como un recién nacido: me sorprendo, disfruto, río... recién puedo decir que vivo completamente, tal vez añadiendo algunos años y episodios remarcables de mi ser.

Hubo un momento, también sin fecha, en que aún mi existir perdió el norte. Un momento que se hizo eterno para mí y quienes me rodeaban. El reloj del tiempo seguía corriendo para mi ente material, pero para mi alma ya nada importaba. Había alcanzado el limbo en la vida; sin saber qué hacía ni dónde estaba: si viva o muerta, si queriéndolo o no. Supe lo que es estar entre la espada y la pared ¡Y sin haber hecho nada!

Mas ya he nacido. Yo misma soy testimonio de la verdad en mi teoría: no existen las edades; se puede tener la mente de un anciano en un cuerpo joven y lozano, como se puede estar en la vejez con un espíritu fogoso y fresco cual brisa de primavera.

En este punto es cuando más me conozco. Ya no celebro el crecimiento de sólo una parte de mi ser, enterrando la otra. No. Celebro todo lo que soy realmente: la lista y la despistada, la dulce y la testaruda, la paciente y la demente, la que sabe todo de si y que se sigue conociendo.

El mundo que me diga los años, el mundo que me marque si quiere el tiempo. Yo ya he dejado de hacerlo. Dejo de medir los días y las edades; como mucho llevo la marca de los momentos y experiencias. Pero mi enfoque es simple: vivir mi presente tan intensamente como me sea posible. Lo bueno, lo malo y lo feo. 

Gracias le doy a Dios: una por darme la existencia, dos por darme la vida. Gracias a quienes han dejado su huella en mí: los padres que me han amado hasta el borde de la locura, a los amigos que tanto me han enseñado sin saberlo, a los conocidos que tanto han hecho sin percatarse...Y gracias a mí misma por tomar y abrazar las bendiciones, dejando las sombras en su lugar y besando la luz que se me presenta en el camino.

Yanil Sabrina Feliz Pache

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