En nombre de...

En nombre de...

Fernando Savater- filósofo español

Todos nos hemos enterado de los horrores ocurridos en París el pasado viernes. Pánico, terror, sufrimiento, huída, llanto...las calles adoquinadas de París teñidas de lágrimas y sangre; sábanas blancas por doquier cubriendo los resultados catastróficos de lo que debió haber sido una tranquila noche otoñal en "la ciudad del amor".

Y esta barbarie ha sido reivindicada con el nombre de Alá:

"Que sepa Francia y los que van en su camino que van a estar a la cabeza de los objetivos de Estado

 Islámico y que el olor a muerte no va a abandonar sus narices mientras que lideren la campaña 

cruzada" 

Es una de las frases declaradas por el grupo terrorista responsable. Una de muchas otras declaraciones. Todo en nombre de la fe, en defensa de sus creencias y de su pueblo. No se puede negar que hayan sufrido también los horrores de prejuicios sarnosos y bombardeos, pero nada justifica nada.

Una Guerra Santa sin sentido que se otorga el derecho a destruir vidas en actos de cero tolerancia con aquellos que no compartan las creencias de unos preceptos escritos en piedra.

¿Existe realmente una religión que justifique la destrucción de nuestros hermanos y la imposición de las leyes divinas? ¿Podemos decir con la mano en el corazón que Dios, Alá o como le llame cada quien aprueba sacrificios suicidas y acciones homicidas que lleven su nombre a riesgo de mancharlo? ¿Somos capaces de considerar correcto todo lo que se ha hecho por un ser supremo: desde la inquisición y el nazismo, hasta atentados como el de las torres gemelas o el ocurrido hace horas?

Lo que está escrito puede ser interpretado de muchas formas; cada quien lo lleva de una forma u otra, a veces a conveniencia del receptor y otras veces en su contra. Cuando se mezclan prejuicios y escritos con sentimientos e instintos humanos, no siempre sale bien. Ya sea por intereses económicos, políticos o por desprecio al prójimo se recurre a la imposición y el genocidio, a la tortura y la muerte.

No reniego de la religión. Soy creyente: pero no de una fe hecha por el hombre en donde se quiere paz e igualdad pero sin aceptación ni respeto; donde todos somos iguales mientras no hayan diferencias, y si las hay son mal vistas. O donde se compite por el éxito de un nombre o un libro. Sí que creo que alguien nos mira desde arriba, deseoso de gritar su dolor al ver la autodestrucción ante sus ojos. Pero que no lo hace pues respeta nuestra libertad (y nosotros no podemos respetar y aceptar la libertad de elección de los que nos rodean).

Me pregunto ¿Algún día abriremos los sentidos a lo que nos dice sin decirnos?

Yanil Sabrina Feliz Pache

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