La mano ajena

La mano ajena

Carl Gustav Jung- médico suizo

El autoconocimiento es algo sumamente necesario. Todos queremos ser alguien, pero tenemos que saber quiénes somos antes de saber los defectos que mejorar y las virtudes que apreciar.

Pero seamos sinceros, no es algo que podamos hacer completamente solos. Debemos ser independientes, tomar nuestras acciones nosotros, etc. Pero tampoco es posible olvidar completamente que no estamos solos: tenemos más de 7 billones de personas conocidas y sin conocer, compartiendo nuestro aquí y ahora, para recordarlo.

Muchos de los aspectos de nuestra personalidad los descubrimos al relacionarnos. Generosidad, afabilidad, carisma, egoísmo, lealtad... son cosas que es muy difícil que podamos percibir sin la ayuda de alguien más.

Cuando nos aislamos, tenemos mucho tiempo para pensar. Ahora bien, si en una de esas muchas meditaciones y soliloquios nos detenemos a hacer una lista de nuestras virtudes y defectos, sin considerar contactos con el mundo exterior, la lista saldría o muy corta o falta de evidencias. 

Tanto el amigo que te hace crecer, como el enemigo que te puede hacer más fuerte; las miles de formas en que nos relacionamos dejan traslucir diferentes facetas de nuestra personalidad. No demostramos el amor igual con nuestros padres que con la pareja; no reímos igual con los amigos de la infancia que con compañeros casuales de trabajo o eventos de una noche. Ni es igual la reacción de la "verdad" del malicioso chismoso que la del amigo sincero.

Aunque no podemos actuar condicionados por el qué dirán o las posibles reacciones, tampoco es la idea volvernos náufragos en nuestros propios mundos. No. Es mirar a nuestro alrededor, aprender y disfrutar del contacto con otros seres humanos. Así que... hola.

Yanil Sabrina Feliz Pache


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