Los esclavos del reloj

Los esclavos del reloj

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Tic tac tic tac...escucha el ritmo del reloj que nunca cesa mas no así el palpitar que lo imita.

Los ojos siguen las manecillas, se fijan en los números en la pantalla, el sudor frío cuando se acerca un instante aguardado con ansias (o temor).

Bum tic bum tac...te quieres unir al compás. Quieres reunirte con el ritmo del reloj.

No...no, no es eso: lo quieres sobrepasar. Tu deseo es ganar la carrera y alcanzar lo que quieras; porque "parar" es una palabra maldita, "tomarse un respiro" es un pecado, "ir lento" es de perezosos y "tarde" es sinónimo de fracaso.

"¡Corre y no te detengas, que no pares, actívate, muévete!". Es el discurso sin sonido pero con voz silente que resuena en la cabeza.

Tic...tac...tic...la batería se acaba...el reloj, el reloj se detiene.

Pero al reloj le puedes cambiar la batería y ser reaminado. No como el débil corazón humano: una vez se detiene no siempre es posible despertarlo.

¿Por qué deseas ganar una carrera imposible de vencer? El tiempo sigue su curso y nada más. Déjalo pasar; deja de agobiarte ante su figura invisible e imponente; mira el panorama que te rodea. No te digo que nunca más lo mires (no puedes tapar el sol con un dedo) pero déjalo ir, seguir su trayecto.

Bum bum, bum bum...ésa es tu melodía: el ritmo de la vida. Baila y muévete al ritmo de dicha armonía.

El éxito no vale nada ni el suplicio deja de serlo por creer que se vence al tiempo. Después de todo, al final, en vez de ganar experiencia y momentos, pierdes energías y la vida en un segundo.

Yanil Sabrina Feliz Pache


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