El origen del cambio

El origen del cambio


Ya había llegado el momento. Después de un tiempo largo, era hora de regresar. 

Aquello le había parecido un sueño. Un sueño que comenzó con la inconsciencia soporífera, analgésico de su dolor inmenso.

Le tomó un tiempo apreciar su situación. Un tiempo corto y largo. Se enamoró del sueño y temía a la realidad. Sabía que estaba despierta y que, tarde o temprano, tendría que pisar tierra. Eso le daba miedo. Si debía ser, lo sería. Lo que fuese, pese a la pena.

Mas aún no estaba lista para salir del nido. Si saltaba ahora, corría el riesgo de romperse las alas. Así que se esforzó; siguió entrenando, trabajando, luchando. 

Ya había llegado el momento. Y no eran iguales los sentimientos. Ya no era nada, ni miedo, ni ansiedad. Era emoción y alegría. 

El sitio estaba en el mismo lugar de siempre, con las mismas personas y situaciones. Eso en sentido lógico. Pero ella no era la misma. Y eso lo cambiaba todo. Ella ya no temía ni sufría, por lo que su realidad ya no era pesadilla. Ahora podía disfrutarla. Ahora sabía manejarla. Tomó trozos del sueño, trozos que convirtió en recuerdos y herramientas con que solidificar su fuerza. Mantendría bien firmes esos pilares que la sostenían. Porque ahora, capaz de ver que lo que la rodea es hermoso, no caería otra vez en la trampa fría de la anestesia pasada.

El cambio lo hacemos nosotros: ahora lo sé. Los demás pueden hacerlo. Si tú no lo haces, jamás te darás cuenta.

Yanil Sabrina Feliz Pache

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