Historias en la piel

Historias en la piel


Goethe- poeta alemán
Me miro en el espejo antes de salir. Lo hago yo y lo hacemos todos. Algunos, una milésima de segundo para asegurarse de ser la misma persona y no un insecto monstruoso. Unos un instante para asegurarse de que todo está en orden, que se ven "decentes". Otros, varios muchos minutos de contemplación y alabanza (o críticas).

Pero, dado que aún tengo tiempo, me apetece leer mi reflejo. Miro mi piel morena, mis cabellos negros y mis ojos profundos. Pero no me veo sólo a mi. 

Veo en mi imaginación la mezcla cultural. No a mis padres. No mis parientes. Sino a los ancestros que no conocí. A mi mente se presentan las espaldas sudadas de negros africanos, las lágrimas los de aborígenes y los rostros pétreos de los hijos fugitivos del león de Castilla (y otras comarcas).  

Cada rostro se dibuja de forma imaginaria, cambiando de peinado, de ropa, a paso cíclico como lo hizo el tiempo. 

Luego salgo. Y ya habiéndome aficionado, miro rostros centenarios, milenarios, tras los trajes formales y los jeans rotos. 

Esa preciosa chica rubia de ojos verdes me evoca memorias de princesas victorianas. Aquel hombre de rastras me recuerda a un hombre con su bastón caminando por la sabana africana. Ya no los miro a  ellos, he borrado los móviles de sus manos y los he reemplazado por antigüedades: espejos con mango de marfil o pipas de madera con hojas de tabaco fresco. Trabucos con balas de plata o lanzas toscamente labradas.

Todos esos rasgos trazados por la naturaleza, Dios, la genética... se mezcla generando seres nuevos que no tienen, ni solemos tener la más remota idea de por qué somos así. Andamos pisando una tierra sin saber el porqué. Y cuando dicen  "mis antepasados" pensamos en nuestros padres. Como mucho, nos pasamos y vemos estereotipos caricaturescos. 

Cómo me gustaría saber completamente mis orígenes. Los de mis padres y abuelos. Las gotas de sangre y piel que se han unido con el tiempo para formar mi cascarón. Todos los días agradezco a Dios por infusionarlo de vida. Y algún día le preguntaré por sus ingredientes.

Yanil Sabrina Feliz Pache

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mentiroso mentiroso

No me cortes las alas

Entrada