Carta de un corazón roto

Carta de un corazón roto

"Si te vas a  quedar, quédate para siempre. SI te vas, hazlo hoy. Si vas a cambiar, cambia para mejor. Y si vas a hablar, asegúrate de sentir lo que dices"

Hola.

No sé qué será de ti. Me gustaría decir que no me importa, pero no es así. 

Ahora que no estás es cuando más te veo. Ahora que te sé perdido, te encuentro: en mis recuerdos, en mis sueños, en mis pesadillas. Estás en todas partes.

Me enseñaste a amarte pero no a olvidarte. 

Nos hicimos promesas que no podíamos cumplir. Dijimos palabras santificadas por el fuego. Pero el incendio se apagó y el viento se llevó las cenizas.

Caminamos por separado. Alejándonos, alejándonos. Y la pobre soga, el lazo "eterno", se cansó del infinito. El ocho se volvió una serpiente que huyó.

Mucho tiempo ha pasado; he vuelto a latir. Y, gracias a ello, he vuelto a sentir. Lo bueno, lo malo y lo feo. Pero también mis ojos están claros, libres de telarañas, mi mente más activa que nunca y mi consciencia tranquila como un bebé en el seno de su madre.

No me culpo, no te culpo. Yo fui humana, tú fuiste humano. No aguantaste, preferiste volar. Yo no aguanté, me hundí mientras te alzabas. Y cuando remonté, ya era demasiado tarde.

Cuando dejé de escuchar el solitario batir de tus alas, cuando vi que eras dos, cuando tu figura borrosa se perdió de mi vista, aún cuando yo estaba ya arriba,  supe que te había perdido para siempre. 

No negaré que dolió: la ausencia de lágrimas no es ausencia de pena. A veces, las lágrimas se agotan con los verdaderos duelos. Además, no he de llorar por un pasado sin futuro ni cabida en mi presente.

Nada de despedidas, sayonaras ni gestos residuales. Mi camino me llama, yo lo sigo, igual que tú sigues el tuyo. Punto y final.

Yanil Sabrina Feliz Pache