Forever
Forever
"Mientras más viejo te haces, más te das cuenta que no es sobre las cosas materiales u orgullo o ego. Es sobre nuestros corazones y por quién laten" |
¿No son hermosas las parejas de ancianos? Dos personas mayores sentadas juntas en un parque, abrazadas. Es maravilloso.
Sólo ellos dos saben las lágrimas que cursaron esas mejillas, lisas antaño, ahora marcadas por las arrugas del tiempo. Ambos cuerpos aparentemente viejos. Pero en esos ojos que se miran con locura, su amor permanece inmortal, siempre joven.
Imagínenlos la primera vez que se vieron. Ellos no se amaron en el momento; pero ella sólo tuvo que entrar en su mente una vez. Se instaló allá para nunca salir. Ambos conocieron la auténtica desnudez mucho antes de besarse: develaron los misterios de sus almas, sus temores, sus deseos. No hay mayor desnudez que aquella.
Ella estaba rota, él escondido. Ella no podía sacarlo de su propio ser ni él podía repararla. Pero juntos se apoyaron. Cuando él podía, secaba las lágrimas cuando ella se cortaba con los pedazos. Cuando ella podía, le daba la mano mientras él daba un paso más hacia la luz. Y su complemento alimentó la fuerza para hacer su trabajo.
Días llenos de peleas, reconciliaciones, gritos, risas, besos dulces y ardientes, citas celestiales, pasiones infernales, caricias y silencios... muchas cosas vividas. Mas en las alas del amor, el tiempo desaparece.
Y nada les hizo detenerse: les gustaba a sus cincuenta ser niños traviesos, darse besos en los pasillos de la casa mientras los niños veían una película. Se dieron cuenta de que no hay un sólo amor y que el suyo no es el más fuerte: su amor era ínfimo en comparación al que sentían por sus propios hijos, el fruto de sus raíces.
Esas parejas son las que todos quieren ser: saben congelarse ante el paso de los años y crecer cada día un poco más.
Yanil Sabrina Feliz Pache
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