Tóxicos
Tóxicos
Eduardo Galeano- periodista uruguayo |
Si visitamos algún medio de comunicación, vemos series o películas, etc. nos veremos apuntados y disparados con imágenes y frases llenas de toda clase de contenidos: sexo, violencia, sangre, armas, humor negro, chismes, peleas... una larga lista.
Cuando estamos en esas cenas sociales, en que surge el tema, decimos "Qué horror", "¿Por qué estamos así?", y muchas otras frases entre sorbos de vino (o agua) y miradas ocultas tras los cubiertos.
¿Por qué estamos así? Porque eso gusta. Puede que te repugne el contenido explícito y cambies el canal, pero tal vez seas de los que gozan viendo una buena dosis de gore o gritos. Tal vez no te gusten las películas de ficción ni sangrientas, pero no te pierdas nada de la farándula, con los nuevos chismes jugosos de las celebridades.
Nadie es inmune, yo tampoco lo soy. Sabemos que está mal y esto es parte del veneno con que nos inyectamos continuamente. Pero es lo que atrae. Si esas cosas desagradasen del todo y tanto como decimos ¿Creen que tendrían los ratings que tienen? Y ésos no vienen sólo de psicópatas, enfermos, depravados o, como mínimo, de los que declaran "les gusta verlo de vez en cuando".
¿Realmente creen que nuestra sociedad sólo tiene una cara? Pues no; la cara que brilla y se ve es la que tacha todo esto; la cara oculta es la que sostiene el control remoto y la tarjeta de crédito. Esa cara "luminosa" reprime un lado instintivo, una parte natural, que le gusta revelar sus instintos. Una extraña forma de desahogo de unos impulsos salvajes no ejecutables.
Es tan sólo una supuesta razón. Como muchas cosas en la visa, hay demasiados matices como para ser todos "despedazados".
¿La victoria del bien sobre el mal? ¿Aspectos y situaciones cotidianos con otros finales? ¿Un simple despegue a la imaginación? No lo sé.
No obstante, deberíamos reflexionar sobre la exposición a los pequeños de estas imágenes. Un adulto (si no sufre de alguna enfermedad o característica propia mental) sabe la diferencia entre bien y mal, puede mantener las imágenes en la mente y no reproducirlas. Mas recordemos que los niños copian lo que ven: la reconstrucción de lo que ocurre a su alrededor es una manera de aprendizaje, junto con lo que le enseñan sus padres y maestros.
¿Realmente quieren que su sobrinito, nieto, hijo, etc. salte sobre una niña y comience a tocarla (ha pasado en verdad)? ¿O que griten y maldigan si algo les sale mal?
No me gustaría que nuestro futuro sea una reproducción de horror y farándula nefasta ¿Y ustedes?
Yanil Sabrina Feliz Pache
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