La chica sombra


La chica sombra





Aquella criatura bizarra había perdido su ser. 

Había perdido sus ojos siguiendo las visiones de sus ídolos, sus labios con tantas palabras vacías para su alma, tratando de complacer aspiraciones vanas. Se convirtió en séquito, en pañuelo de lágrimas, en payaso, en mil cosas... En tantas cosas se convirtió, que se convirtió en nada.

Había pasado tanto tiempo siendo sombra de otros, que sus distintas partes se perdieron. En consecuencia, se había convertido en una sombra negra, sin rostro. 

¿Lo peor? No quería pedir ayuda. Si lo hacía, sólo lograría fundirse con su mesías. Podía recibir consejos, nada más. El trabajo duro le correspondía a ella.

¿Por dónde empezar? Había estado tras tantas personas que ya ni sabía lo que significaba tener una identidad propia. A ver...

Tuvo que caer en el fondo y hacerse preguntas. Después de fracasar tantas veces, lo único que le quedaba era ascender. Ya estaba en el fondo después de todo.

Cuando recogía sus partes, tenía que acostumbrarse. Al recuperar sus ojos, se dio cuenta de lo rota que estaba. No es sencillo que un vaso roto se una a sí mismo. Sus seres queridos le mostraban sus propias partes. Era su tarea ponerlas en su lugar. 

Memorias oscuras que se mezclaban. Sus propias sombras eran las que la iluminaban.

Cuando lo logró, se dio cuenta de lo hermosa que era. Y fuerte. 

Finalmente podía brillar con luz propia. Luz tan intensa que impedía sombra alguna, salvo la suya propia. 

La lumbrera salió de su cueva y llenó el bosque con el sonido de su luz armónica.

Yanil Sabrina Feliz Pache

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