Enfermos mentales

Enfermos mentales

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"Está loco", "Sólo está triste", "No come porque no le da la gana", "Ha perdido la cabeza"... Frases muy comunes que escuchan personas enfermas.

Si te rompes una pierna o un brazo, si sangras, si te duele el pecho o te ves verde, inmediatamente todos corren a socorrerte, a ayudarte y apoyarte del todo. Pero si se te rompe el corazón, estás deprimido, dejas de comer a voluntad involuntaria, te olvidas de quién eres o te pones nervioso, simplemente exageras.

Las enfermedades mentales están muy estigmatizadas. "Creer en lo que no se ve", nadie lo hace. Por eso, los males de la mente parecen caer, para muchas personas, en el mismo plano que aliens, hadas y fantasmas de películas de ciencia ficción y fantasía.

Lo peor es que las creen inofensivas. Y son de las más peligrosas y letales. El porcentaje de muertes por estos trastornos (depresión, ansiedad, estrés, trastornos de la conducta alimentaria, etc) aumenta sustancialmente.

El enfermo nunca se le considera como tal: antes de llamársele enfermo se le considera loco, superficial, exagerado, egoísta, despistado, olvidadizo, nenita, enclenque, pendejo, retrasado y muchas cosas más. Por desgracia, muchos sólo son vistos como enfermos cuando ya es demasiado tarde, es decir, cuando visten de bata o de sudario.

Es doloroso para un enfermo vivir su malestar en soledad: que familia, amigos, amor, etc. te den la espalda. Si tienes la fortuna de tener una familia que te apoye, aún cuando el resto del mundo ha decidido aislarte, considérate afortunado.

¿En verdad? ¿Es tan fácil olvidar el poder de nuestra mente? Si puede hacer que alguien sane de un mal corporal con un simple placebo ¿Por qué no puede hacer que a alguien le dé un ataque por perder al amor de su vida?

No mires a "los locos" como monstruos. No esperes a su muerte para darles un poco de comprensión. Tienes en tus manos y labios el poder necesario para salvarlos.

Yanil Sabrina Feliz Pache