La educación
La educación
"La educación es lo que queda luego de que uno ha olvidado todo lo aprendido en la escuela"- Albert Einstein |
Nacemos como trozos de barro listos para ser moldeados. Tanto cuerpo como mente están en una constante manipulación; desde que la criatura conoce el seno de su madre, se comienza un proceso de nutrición física, emocional y mental (al menos eso es lo que espera).
Nuestros padres nos enseñan las nociones básicas de moral: lo que está bien y lo que está mal. Nos dan recompensas para hacernos ver que somos niños buenos, nos castigan o reprenden si "nos portamos mal" ( ¿Una curiosidad que mató al gato, tal vez?). Nos comienzan a enseñar a hablar, a vestir, dirigen el sexo "por el buen camino" (a los niños sus camiones azules, a las niñas sus muñecas rosas)...
Luego, cuando somos lo bastante grandecitos, nos envían a la escuela. El lugar donde nos darán toda clase de saberes: matemáticas, lenguas, ciencias, artes... incluso religión, en algunos casos.
Nos dan un diploma y cada quien se separa y sigue su rumbo: universidad, empleo...el camino que querramos.
Pero la educación que recibimos no está oculta simplemente en lo rápido que digamos el teorema de pitágoras o quién es el autor de "El sombrero de tres picos".
Los maestros del colegio hacen mucho más que llenarnos la cabeza de palabras, nombres y fechas. O calificarnos con números. Los maestros son acompañantes en nuestro camino; no sólo deben nutrir nuestras mentes.
Un maestro es un amigo, un consejero. El maestro es ése que, cuando ve lágrimas en tus ojos, acude a tu lado, posa su mano en tu hombro y habla contigo. Es el que no acepta bromas pesadas ni ruidos dentro del aula, pero que, una vez fuera, se divierte a tu lado.
El maestro ve a sus alumnos no como símbolos de dinero con patas; los ve como el futuro del mundo en que vive. Así debe ser. Por ello, se esfuerza por ayudarlos a que piensen por sí mismos, en un esfuerzo por encender la lumbrera oculta tras esos pequeños inocentes y adolescentes animosos.
Los padres seguirán siendo los maestros sin campanas. Sus primeras lecciones y palabras perduran aún cuando se olviden las clases. Un hijo educado y feliz es un orgullo para los padres.
La moral y los modales que nuestros padres y maestros nos enseñan, junto con su apoyo emocional y consejos, son sumamente importantes y sirven casi hasta de marca. Y esa señal de luz en medio de tantas sombras es lo que impulsa a los maestros a seguir educando y a los padres a seguir luchando.
Mentes bien formadas en espíritus sanos y libres del mundo enfermo, eso es lo que necesitamos. Debemos ser el cambio que queremos ver, y para ello es necesario una educación verdadera y completa.
Yanil Sabrina Feliz Pache
Comentarios
Publicar un comentario