Momentos

Momentos

http://magazine.salleshotels.com/wp-content/uploads/2015/01/Svalent%C3%AD1.jpg

Segundos que se vuelven minutos, minutos que se vuelven horas, horas que se vuelven días, días que se vuelven semanas, semanas que se vuelven meses, meses que se vuelven años y años que se vuelven...¿vidas? ¿edades? ¿épocas? ¿eras?

En física medimos el tiempo con números, ecuaciones. En el día a día a eso le añadimos otra: el éxito. Mientras más dinero tienes en tu bolso o billetera, más lugares y países has conocido, más fama posees y más te acercas al ideal establecido más has vivido. Si llegas a alguna de las edades "malditas" (30, 40, 50...) sin haber hecho nada "grande" te sientes un fracaso.

¿Desde cuándo hicimos de la vida algo mesurable con dinero o cosas que acaban antes, cosas superficiales?

No quiero que se mida mi vida por la fortuna que tocase mis manos o por las veces que mi imagen haya sido difundida por el mundo. No me interesa ser vista como una cantidad, como un cuerpo, como una cara bonita o un cerebro. No!

Quiero medir mi vida por los momentos dulces (y los amargos puesto que ésos me formaron): los paseos en compañía de amigos o familia, el viento y los rayos del sol jugueteando con mi cuerpo, despeinándome e iluminándome casi tanto como la alegría plasmada en mi sonrisa; el recuerdo de la primera vez en que unos dulces labios se posaron sobre los míos, las veces que escuché un"Te amo" (y las veces que lo dije); las veces que cometí errores, que me sentí como una imbécil para luego luchar y superarlo; el día en que vi que soy fuerte, cuando pude caminar con paso firme pese a las cicatrices...

Quiero medirla por las risas sinceras, por las lágrimas ardientes, por las palabras cálidas de amigos y amores, por el dolor de la burla y el rechazo al que tuve que hacer frente, por las sensaciones nuevas, por los experimentos diarios.

Si es que tuviese que medirla quisiera hacerla con eso. Y que cuando me toque descansar en la tumba, que se sepa que mi existencia no estuvo basada en amasar fortuna sino en amasar recuerdos.

Yanil Sabrina Feliz Pache