La pequeña esperanza

                                                                                     


La pequeña esperanza

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Niña inocente, pequeña esperanza, al fin pudiste abrir "la caja".

Todos sellaron tu destino, te dejaron encerrada, cuando se abrió la urna dorada.

Tú fuiste más lista, tú seguiste siendo tú: tuviste esperanza. Empujaste la tapa. Y estaba abierta.

La vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen... todas forman un remolino de negros, rojos y grises. Te ven allí, pero son tantas y tan fuertes que te hacen invisible. El brillo de tus ojos verdes no se ve.

Cada vez que surge una situación difícil, tú tratas de acercarte. Das pasitos de bebé, y tratas de tocarme. Los males te lo impiden. Y yo los dejo.

Dame la mano, hermosa esperanza. Que ya te veo. Siempre lo supe, nunca quise aceptarlo. Suena idiota, considerando lo maravillosa que eres, pero así es.

Vamos, pon tus manos en mis ojos. Tú no eres la ilusión ni la utopía. Tu caricia tibia es un impulso, que me hace creer que las cosas pueden ser diferentes. Sobre todo,  si yo hago algo.

Juntas podremos hacerlo. Ellos nos seguirán atacando: la víctima y la enemiga. Pero qué más da. Nuestra unión hace la fuerza. 

¿Vienes conmigo?

Yanil Sabrina Feliz Pache

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