No me cortes las alas



No me cortes las alas


No me cortes las alas, amigo querido. Mucho tiempo han tardado en crecer. No lo hagas, ya están listas para la acción.

No me cortes las alas, que mis plumas no son tan pesadas, pero si son demasiadas, ellas solas caerán.

No me cortes las alas, por favor, que mis sueños están en las alturas y debo bajarlos; debo vivirlos para hacerlos realidad.

No me las cortes, te lo ruego. Ellas son parte de mi cuerpo. Si lo haces, podría desangrarme.

No me cortes las alas, mi conexión con lo etéreo. Lo que me permite tomar los materiales para una vida en este espacio.

No tomes tu cuchillo, déjalo ahí. No quieras volar y dejarme aquí en el fango. O aún peor: no te quedes hundido aquí conmigo.

Ven amigo mío, despliega tus alas, que las tienes en la espalda. Ábrelas y empieza a moverlas. Sé que no sabes, porque te dijeron que no las usases. Tanto así que están cubiertas de telarañas. Pero todos podemos hacerlo.

Ahora te digo, úsalas conmigo. Volar no hace daño cuando tienes un objetivo; volar no te mata si vas con paracaídas; volar no lastima si sabes protegerte.

Y si caemos, nos volveremos a levantar. Aunque nos tarde recuperarnos. Lo haremos.

Pero no me cortes las alas; porque ya no tengo miedo. Yo no quiero quedarme de espectador. Estoy harto de perderme del presente y que la mugre se me cuele en los ojos. 

No me cortes las alas. Dëjame ser.

Yanil Sabrina Feliz Pache

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