Promesas por vencer

Promesas por vencer

Anthony Robbins- escritor estadounidense
                                                                                                                                                                                                     
Se acerca el final del año una vez más. Y entre los pensamientos de la cena con familia y/o amigos, los tragos y el beso de medianoche, aparecen las prisas. Y no sólo los de citas médicas, cuentas por pagar y arreglos legales. No, son las cuentas pendientes con la lista de año nuevo.

De seguro que mucha gente está preparando su lista de metas para el 2016; y muchas de esas muchas no han revisado la del 2015 ¿Y por qué? A causa de la mezcla perfecta: miedo y pereza. El miedo de ver escrito lo que no fuimos capaces de hacer y la "pereza" de tener que salir a hacerlo, si es posible, en el tiempo que queda de plazo.

Nos sentimos avergonzados, y surge el sonrojo; allí sentados en la oscuridad, con la sola luz de una lámpara y unos sueños empolvados ¿Sueños? Me corrijo; son realidades a las que no se les permitió nacer.

Lo interesante es que, aunque hacer esas metas nos enriquece, muchas son hechas de cara al público, es decir, para impresionar o agradar. La típica meta de bajar de peso: muchos son los que la dicen, pocos los que la sienten, menos los que la necesitan. De hecho, considerando los numerosos problemas que han surgido por esa manía cuasi obsesiva por verse como esculturas de carne, me atrevería a decir que, en ocasiones, puede llegar a ser tóxica.

Metas como la de leer más libros que el año pasado: excelente, si no la tomas demasiado literal. Si no te gusta leer, y no estás dispuesto a tomarle el gusto, con leer dos libros, das la meta por cumplida. Y cierras la puerta a un nuevo mundo.

Hablar más, beber menos, cocinar, aprender algo...

Es como si empezásemos el año con baterías de mala calidad. Pierden la potencia al mínimo esfuerzo medianamente alto. Reflexionemos amigos. Si para eso hacemos las metas...

Reconcíliate con tus viejas promesas. Si no pudiste, ya está. Nada de machaques, nada de olvidos. Si son metas en las que crees, metas que sirvan para tu persona, guárdalas. Y prepara unas nuevas metas para el próximo año. Pero piensa en ti ¿Qué tal la meta de sonreír más? ¿De descansar? ¿O de hacer cosas que te gusten verdaderamente, sin culpas?

Prepárate. Y a disfrutar de lo que queda del 2015.

Yanil Sabrina Feliz Pache

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